Las Guías Clínicas, como se sabe, constituyen una herramienta esencial para la praxis y gestión clínica, ya que buscan el mejor resultado terapéutico en base a la mejor información científica disponible y, por lo tanto, definen el “contenido de la atención”.
La necesidad de pautas guía se fundamenta en los siguientes aspectos: existe elevada prevalencia y discapacidad vinculada a las patologías adictivas, la práctica clínica se lleva a cabo con una notable variabilidad de tratamientos (farmacológicos, psicológicos, etc.) y criterios diagnósticos (subtipos múltiples), existe un importante consumo de recursos con elevados costes directos, indirectos e intangibles, disponibilidad creciente de hechos y/o evidencias científicas muy dispersas y, por último, existe una demanda y utilidad potencial en el campo de la asistencia primaria.